“La inteligencia artificial ofrece una oportunidad sin precedentes para que las firmas de abogados modernicen sus procesos, incrementen su eficiencia y brinden un servicio más ágil y eficaz”
La irrupción de la inteligencia artificial (IA) está transformando rápidamente la práctica del derecho, generando un impacto significativo en el sector de los servicios legales. La IA ofrece numerosas herramientas que potencian el trabajo de los profesionales del derecho, destacándose en áreas como la preparación de documentos, el procesamiento y la síntesis de datos, el análisis contractual, la redacción de cláusulas y la investigación jurídica. Estas capacidades están redefiniendo la forma en que se presta asesoría legal, optimizando procesos y mejorando la eficiencia en la gestión de casos y proyectos legales.
Un estudio reciente de Goldman Sachs, titulado «The Potentially Large Effects of Artificial Intelligence on Economic Growth«, estima que el 44 % de las tareas actuales en el ámbito legal podrían ser automatizadas mediante inteligencia artificial en contraste con el 25 % de promedio en otras industrias. Esta proyección obliga al sector de los servicios legales a reconsiderar profundamente cómo opera y gestiona sus recursos, para adaptarse y prosperar en una revolución tecnológica que, lejos de ser incierta, ya ofrece más certezas que interrogantes.
Por un lado, el sector enfrenta la necesidad de redefinir su modelo de negocio, ya que tradicionalmente las firmas operan bajo un esquema de cobro por horas. Dado que la automatización reduce significativamente el tiempo requerido para realizar ciertas tareas, las firmas deberán adoptar estructuras más eficientes, donde el enfoque se desplace del tiempo invertido hacia el valor agregado y los resultados obtenidos. Esto exigirá una transformación hacia modelos basados en el impacto y la calidad del servicio, más que en la duración del trabajo realizado.
Asimismo, las firmas deben planear la implementación de esta tecnología, ya que, aunque a largo plazo permite generar ahorros significativos, los costos asociados a su adquisición, mantenimiento y la capacitación del personal pueden representar un obstáculo, especialmente para las firmas pequeñas y medianas.
Por otro lado, el rol del abogado en las firmas también evolucionará de manera significativa. Competencias que antes eran esenciales, como la investigación y la redacción jurídica, serán reemplazadas progresivamente por habilidades tecnológicas, como la capacidad de suministrar información a sistemas de IA para la automatización y conocimientos básicos de programación. En este proceso, las universidades desempeñarán un papel crucial, ya que deberán reconfigurar sus planes de estudio para formar abogados con las competencias que demanda el mercado actual.
A pesar de los retos, la IA difícilmente podrá sustituir ciertas habilidades esenciales, como la experiencia, el criterio, la empatía y el juicio profesional. Asimismo, competencias clave como el relacionamiento con los clientes y las contrapartes, la negociación, el desarrollo de estrategias y la comunicación efectiva seguirán siendo pilares fundamentales del ejercicio legal.
Tanto las firmas como los abogados tendrán que enfrentar importantes desafíos relacionados con la ética y la confidencialidad. Las firmas deberán ser transparentes en la comunicación con sus clientes sobre cómo se gestiona su asesoría, detallando con claridad el alcance del uso de la IA en cada caso particular. Además, deberán garantizar los más altos estándares de confidencialidad, ya que el uso de estas herramientas podría exponer a sus clientes a riesgos significativos en materia de seguridad de la información.
La inteligencia artificial ofrece una oportunidad sin precedentes para que las firmas de abogados modernicen sus procesos, incrementen su eficiencia y brinden un servicio más ágil y eficaz. Sin embargo, también plantea desafíos éticos y profesionales importantes. Las firmas que adopten un enfoque proactivo y estratégico en la implementación de la IA estarán mejor posicionadas para liderar en un mercado cada vez más competitivo. El éxito residirá en equilibrar la innovación tecnológica con los valores fundamentales de la profesión legal: justicia, transparencia y compromiso con el cliente.