El abastecimiento de gas natural garantiza y mejora la calidad de vida de los colombianos.
La transición energética además del paso del tiempo requiere de planeación. La transición no puede pensarse como un cambio abrupto y repentino de las fuentes de energía; ningún país, incluso teniendo los recursos renovables, financieros, tecnológicos y humanos podría realizar un cambio en ese sentido. La inmediatez de la transición solo corresponde a un discurso y a un deseo inviable superado por la realidad geográfica, económica, social, y de infraestructura de cada país.
Por ello, el gas natural, que de los fósiles es el menos contaminante, juega un rol relevante en la transición. Apoya la confiabilidad de las renovables en los periodos en las que estas no están disponibles, en la noche o durante periodos climáticos determinados. Y porque mientras ocurre la puesta en marcha de infraestructura de generación eléctrica a través de fuentes renovables en cantidades suficientes para suplir la demanda y se viabiliza el almacenamiento, el gas al ser menos contaminante aporta a la descarbonización.
En Colombia el abastecimiento confiable de gas natural es determinante para la descarbonización, y para mantener la calidad de vida de la población. El 98% de la demanda de gas natural la constituyen hogares colombianos, aproximadamente el 65% de la población utiliza el gas natural para cocinar y calentamiento de agua. Y el 97% de la población tiene cubierto el suministro eléctrico gracias a una matriz eléctrica hídrica (renovable) confiable y respaldada por fuentes térmicas como el gas natural, gracias al cual durante el último Fenómeno de El Niño no nos apagamos. Y es menos costoso que otras fuentes.
Pese a lo anterior: en mayo la ANH publicó el Informe de reservas con corte a diciembre de 2023 indicando que las reservas siguen la tendencia en declinación que desde hace más de 10 años Colombia sufre; la política hidrocarburífera actual tiende a no otorgar más contratos para la exploración y explotación de hidrocarburos; los grandes productores del gas del país se enfrentan a dificultades para encontrar más recursos, realizar inversiones o continuarlas, y garantizar sus compromisos de suministro; los planes de abastecimiento de gas creados en el 2011 para garantizar la confiabilidad y el abastecimiento de gas en el país no han surtido efecto alguno en la ampliación de la infraestructura de transporte por tubería; solo contamos con un punto de importación en Cartagena exclusivo a favor de 3 grandes consumidores para el suministro ocasional de energía eléctrica; nueva infraestructura de importación de gas en Guajira y Pacífico que cubriría el desabastecimiento en el corto plazo entre 2024 y 2027 se frustró; y varios inversionistas se están yendo del país.
La planeación de la transición energética colombiana debe incluir al gas natural. Seguir negándolo nos llevará a un apagón eléctrico y al desabastecimiento de millones de hogares, industrias y comercios que cuentan con este energético día a día. La transición debe pasar del discurso a viabilizar la infraestructura de transmisión para diversificar la matriz eléctrica con energías renovables. Para ello se requiere agilizar las licencias y consultas previas, y garantizar seguridad jurídica e institucional.