«Abrir los cielos es apostarle al desarrollo de las regiones, al empleo y la inversión.»
En Colombia somos muy afortunados porque tenemos una posición geográfica privilegiada para el transporte internacional. Además de lo provechoso que resulta tener acceso a dos océanos para desarrollar el transporte marítimo, contamos con 14 aeropuertos internacionales distribuidos por toda la geografía nacional, destacando al Aeropuerto El Dorado, top 3 en volumen de pasajeros y el que más carga mueve del continente, además de ser considerado por muchos el mejor aeropuerto del Latinoamérica.
Pero tener ese rol protagónico en la industria aeronáutica no necesariamente implica que Colombia esté abierta a recibir un mayor número de aerolíneas, tanto nacionales como extranjeras, para que participen en el mercado de transporte de pasajeros y de carga. Todavía existe una postura proteccionista por parte del Estado que crea barreras de ingreso a este mercado, derivando en que haya poca competencia. Tarifas más altas, servicios insuficientes, menos opciones para elegir para el pasajero, menor grado de innovación, son algunas de las consecuencias de no tener una política de cielos abiertos que permita al país explotar todo el potencial que tiene para continuar siendo uno de los actores principales del transporte aéreo del mundo. Y es que abrir los cielos es un estímulo fundamental para incentivar el turismo.
Colombia lleva muchos años convirtiéndose en un destino atractivo para los viajeros internacionales, tanto de Latinoamérica (especialmente México y Argentina), como de Estados Unidos y Europa. Apostarle al turismo es apostarle a una fuente de desarrollo para las regiones, donde haya más empleo e inversión. No hay que olvidar que la geografía accidentada de nuestro país hace que la manera más eficiente para recorrer largas distancias sea a través del aire.
Si bien Colombia hace parte del Convenio de Chicago de 1944, el cual consagra que los Estados suscritos a este Convenio tienen el derecho a negar a las aeronaves de los demás Estados el permiso de embarcar pasajeros, correo o carga para transportarlos con destino a otro punto dentro de su territorio, el país no puede ser ajeno a las dinámicas globales del comercio y el transporte. Por ejemplo, la creación del Acuerdo de Cielos Abiertos entre la Unión Europea y Estados Unidos ha sido clave para potenciar el turismo en ambas partes.
Es claro que una política de cielos abiertos en Colombia debe ir acompañada de esfuerzos, tanto públicos como privados, para fortalecer otros sectores como el transporte terrestre, la seguridad y la infraestructura. El país está experimentado una recuperación de su economía más que aceptable después de la pandemia. Es importante aprovechar el restablecimiento del sector turístico y aéreo para aprovechar nuestras fortalezas. Los resultados de una política de cielos abiertos no se van a ver de inmediato, pero sí en un mediano plazo. Sin embargo, lo que más hace falta es voluntad política.
Mauricio José Gómez Rodríguez es Abogado de la Pontificia Universidad Javeriana, cuenta con una Especialización en Derecho Aeronáutico y Espacial de la Universidad Pontificia Comillas (Madrid, España). LL.M. Derecho Marítimo y del Transporte de la Universidad Erasmus de Rotterdam (Rotterdam, Países Bajos).