(…) el rol del derecho societario moderno consiste en incentivar las actividades empresariales a través de la responsabilidad limitada y la separación patrimonial, características que se encuentran en la S.A. o la S.A.S., vehículos societarios que permiten administrar los riesgos que se presentan al momento de asociarse con terceras personas (…)
Los negocios implican la realización de inversiones respecto de las cuales se espera un retorno positivo a un plazo determinado. Para lograr esas utilidades, las personas por regla general se asocian aportando dinero, bienes raíces, vehículos o cualquier otra cosa que se pueda valorar en dinero; también podrían incurrir en deudas con terceros para apalancar la empresa.
En ese desarrollo pueden surgir, entre otros, dos riesgos: el riesgo de pérdida, entendido este como la probabilidad de no recuperación de la inversión, o por lo menos no la utilidad que se esperaba, y consecuentemente la persecución del patrimonio de la empresa y el de sus socios por parte de sus acreedores – si esta incurrió en deudas -; y el riesgo de que los acreedores personales de algún asociado, por alguna deuda que este tenga, persigan los bienes de esa persona, incluyendo los que haya aportado al negocio. Dichos riesgos, presentes en todas las actividades comerciales, pueden administrarse a través del derecho de sociedades. La sociedad anónima (S.A.) y la sociedad por acciones simplificada (S.A.S.) responden a los riesgos previamente reseñados a través de la limitación de responsabilidad del accionista y la separación patrimonial.
La limitación de la responsabilidad es una prerrogativa que otorga la ley a las personas que se asocien a través de una S.A. o una S.A.S. y consiste en que el socio responderá por las obligaciones de la sociedad hasta el monto de sus aportes, es decir, el patrimonio personal de los socios no está al alcance de los acreedores de la empresa. De esta manera, la ley incentiva al inversionista a desplegar parte de su patrimonio en alguno de esos tipos sociales[1].
Por otra parte, la separación patrimonial o entity shielding, protege el patrimonio de la sociedad, pues la sociedad tiene un patrimonio diferente al de sus accionistas, por lo cual, los activos de propiedad de la sociedad no hacen parte del patrimonio personal de los socios. De esta manera, el inversionista que despliega el capital en determinada compañía no debe preocuparse si sus socios tienen deudas personales, pues el patrimonio de la sociedad se encuentra blindado por la separación patrimonial.
En conclusión, el rol del derecho societario moderno consiste en incentivar las actividades empresariales a través de la responsabilidad limitada y la separación patrimonial, características que se encuentran en la S.A. o la S.A.S., vehículos societarios que permiten administrar los riesgos que se presentan al momento de asociarse con terceras personas, siempre y cuando la sociedad no sea utilizada para cometer fraude a la ley o a terceros.
[1] Si bien la sociedad de responsabilidad limitada, como su nombre lo indica, limita la responsabilidad de los asociados, esta limitación encuentra excepciones en materia tributaria y laboral, por esa razón, ese tipo societario no se analiza en este artículo.