El derecho dejó de ser una ciencia de libros propiamente dicha desde hace varios años. Y no es que estos no sean importantes. Por el contrario, lo son y lo seguirán siendo. Sin embargo, las nuevas dinámicas de un mundo hiper globalizado, tienden a convocar nuevos asuntos que, para los abogados, resultan cada vez más necesarios de cara al ejercicio de la profesión legal.
Me limitaré a mencionar tres de los asuntos a los que me refiero en el párrafo inmediatamente anterior, no sin antes mencionar que se trata de una lista enunciativa y que podría ser ampliada o profundizada, siendo este, precisamente, el objetivo del artículo: sentar base para una conversación en torno a estos temas de interés para la profesión:
1. Uso de hojas de cálculo: en esencia, la utilidad misma de ellas está en el día a día y no solamente en el marco del ejercicio de la profesión. El famoso Excel se ha convertido en una herramienta indispensable en el quehacer de la sociedad misma, por las múltiples funciones que este presenta. Desde llevar el quórum de una asamblea general de accionistas o de copropietarios, hasta realizar liquidaciones laborales o sucesorales, pasando por la elaboración de matrices de seguimiento documental para debidas diligencias y muchísimas funciones más.
2. Cómo emprender en el derecho: realizar propuestas de honorarios y saber cómo, cuándo y dónde cobrarlas. Cómo estructurar un contrato, un acuerdo de confidencialidad, un acuerdo de voluntades o hasta una carta de intención; cómo ejercer una gestión comercial y cómo captar clientes. En fin: cómo crear, estructurar y edificar una empresa jurídica y hacerla trascender.
3. Los idiomas y el inglés legal: el mundo ha dejado de ser bilingüe y da paso rápidamente a concebir personas que hablen tres, cuatro o hasta cinco idiomas. Darse a entender pero, sobre todo, comprender culturas, acentos, lenguas y tradiciones. El derecho, que por esencia se basa en la oralidad, no puede ser – ni de hecho lo es – ajeno a ello. El abogado del hoy y el jurista del mañana sí que necesitarán varios idiomas para darse a entender. A su vez, el inglés legal – escrito y oral – es una herramienta cada vez más útil, necesaria y efectiva para el ejercicio de la profesión y el correcto entendimiento de su terminología.
Así las cosas, el derecho como rama interdisciplinar cobra cada vez mayor fuerza y la necesidad de utilizar herramientas para ello se convierte en menester. Las facultades de derecho de las diferentes universidades del país, las firmas de abogados, las empresas y sus departamentos jurídicos y, en general, el mundo del derecho debe avanzar a concebir que el futuro ha llegado y que la utilización de las herramientas en cuestión puede hacer de esta una profesión con una impronta diferencial.