«Esta tendencia organizacional ha trascendido y ahora un gran porcentaje de las industrias y de sus empresas basan su toma de decisiones en datos recogidos a gran escala. La industria bancaria no ha sido la excepción, mediante la recolección y estudio de datos ha iniciado un proceso dirigido a perfeccionar su oferta de productos y promocionarlos de manera más efectiva a sus consumidores.»
El pasado 29 de octubre la Unidad Administrativa Especial Unidad de Proyección Normativa y Estudios de Regulación Financiera (URF), publicó para comentarios el Proyecto de Decreto de Open Finance (Finanzas Abiertas).
El objetivo con la eventual promulgación del Decreto es implementar un esquema de Open Finance en el país, por lo cual entender su concepto y procedencia es de suma relevancia: El punto de partida del Open Finance es el Open Banking y el entendimiento del primero se facilita mediante el del segundo.
En los últimos años, se ha demostrado que uno de los activos más valiosos de la actualidad es la información, específicamente, los datos. No es un mito que las empresas que más han generado valor en los últimos años -Big Techs- han basado su operación en los datos: el conocimiento de sus consumidores.
Esta tendencia organizacional ha trascendido y ahora un gran porcentaje de las industrias y de sus empresas basan su toma de decisiones en datos recogidos a gran escala. La industria bancaria no ha sido la excepción, mediante la recolección y estudio de datos ha iniciado un proceso dirigido a perfeccionar su oferta de productos y promocionarlos de manera más efectiva a sus consumidores.
Ahora bien, tradicionalmente la industria bancaria ha estado limitada a ciertos actores, muchos de ellos multinacionales. Pero, más allá de eso, su preponderante participación en el mercado les permitía recolectar grandes cantidades de datos y utilizarlos para su beneficio exclusivo, resguardados -o limitados- por regulación de privacidad y de reserva bancaria, incluso prohibiéndoles un tratamiento exógeno a la entidad.
Bajo ese contexto, se empezó a desarrollar el concepto de Open Banking. El primer indicio de este se dio en el Reino Unido en 2016, en ese entonces la Competition and Markets Authority (la Autoridad en Mercados y Competencia) ordenó a los nueve bancos más importantes del país a abrir acceso a sus datos para todas las start-ups licenciadas. Ese movimiento regulatorio sirvió de catalizador para generar un efecto dominó que resultó en que más jurisdicciones implementaran regulación de este tipo.
Así las cosas, podemos entender por Open Banking el libre intercambio y aprovechamiento de datos -autorizados- de consumidores recogidos por los bancos. El objetivo de esto es facilitar el desarrollo de aplicaciones y servicios -no necesariamente desarrollados por los bancos- que incrementan la eficiencia y transparencia de la banca.
El concepto de Open Finance no es nada distinto al Open Banking, pues lo que se busca no es solo la apertura de los datos en la industria bancaria, sino que su alcance es mayor, transversal al sector financiero. Así entonces, se espera que con la implementación de dicho Decreto surjan efectos muy positivos para el sector financiero -mejor vistos para sus consumidores-, como lo son el incremento en competencia, inclusión y eficiencia del sistema financiero en general.