(…) siempre es el consumidor, desprotegido, quien termina sufriendo las consecuencias de la cancelación
La cancelación hace unos días del concierto de Kendrick Lamar en la Arena Vive Claro en Bogotá y la novela de incertidumbre sobre la realización del concierto de Guns N’ Roses, ha dejado una serie de cuestionamientos sobre la falta de información y de claridad que tienen los consumidores ante las contingencias y cancelaciones que rodean los conciertos en Colombia.
La lista de contingencias y cancelaciones es larga pero lo único cierto es que siempre es el consumidor, desprotegido, quien termina sufriendo las peores consecuencias.
¿En qué se resume dicha desprotección?
– falta de garantía de que el espectáculo se lleve a cabo por cuenta de la mala gestión de organizadores y la falta de articulación con autoridades. La normativa que rodea la planeación de estos eventos debería exigir contar con todas las autorizaciones en un tiempo previo prudencial para garantizarle el espectáculo, desde un punto de vista regulatorio, a los asistentes.
-falta de claridad en la política de reembolsos de boletas, sin fechas claras ni medios concretos.
-falta de instituciones eficaces que protegen al consumidor en casos de fraude.
-falta de reconocimiento de compensaciones por los gastos asociados con ocasión al evento cancelado (hoteles, vuelos, traslado).
-falta de claridad en gestión de reembolso en casos de reventa de boletería: Según la normativa actual, ¿le terminan reembolsando al que la revendió? ¿Y el último comprador de buena fe?
-falta de información veraz, concreta, oportuna y clara respecto a las contingencias. ¿Cómo es posible que los asistentes se enteren de la cancelación al momento de iniciar el show aun cuando las causas son previas?
-falta de incentivos para la innovación tecnológica que mejore la experiencia del consumidor (sistemas de reventa centralizada, gestión de boletería por parte del consumidor).
¿Qué hay de fondo?
La falta de regulación específica de un sector del consumo que toma cada vez más relevancia. El mercado de eventos y conciertos en Colombia ha tenido un auge gigante, que incluye eventos cada vez más sofisticados, con operaciones empresariales y de logística cada vez complejas, que incluyen altas inversiones, boletería costosa, y eventos que requieren un cúmulo importante de autorizaciones y sincronía con autoridades.
Mientras tanto, el consumidor que adquiere la boleta (cuando lo logra sin caer en un mercado informal de reventa), parece que solo puede limitarse a confiar de que el evento se lleve a cabo sin que se vuelva un dolor de cabeza.
Con esto, ha llegado la hora de poner sobre la mesa el debate de la protección y la regulación especial de las relaciones de consumo tratándose de espectáculos.
Es importante exigirle a organizadores, artistas y autoridades mayor claridad y garantías en la relación de consumo que hay detrás. Debe haber articulaciones normativas eficaces para la obtención de autorizaciones y permisos, debe haber directrices específicas de gestión de la información y de los procesos de reembolso, y debe empezar a analizarse escenarios de compensaciones complementarias por ciertos casos de cancelación.
Esteban Jaramillo Giraldo es Abogado de la Pontificia Universidad Javeriana con Especialización en Derecho Comercial de la misma universidad. Master en Derecho de los Sectores Regulados con énfasis en transporte en la Universidad Carlos III de Madrid. Abogado Asociado en Del Hierro Abogados en la práctica de Derecho Aeronáutico