Garantizar la confiabilidad del sistema en Colombia se convierte en un aspecto crucial en una matriz energética con participación mayoritariamente hidráulica.
Noticias recientes del mercado de energía eléctrica como la activación por primera vez del Estatuto para Situaciones de Riesgo de Desabastecimiento en el Mercado Mayorista de Energía, cuya implementación es de carácter excepcional y representa un mecanismo para prevenir situaciones de alto impacto por fuera de lo previsto en el cargo por confiabilidad, dan cuenta de la compleja situación por la cual atraviesa el sistema eléctrico y reflejan la necesidad de tomar decisiones que tengan efectos en el corto y mediano plazo para garantizar la continuidad en el suministro de energía eléctrica en el país.
Esto, naturalmente debe llevarse a cabo partiendo de la base de un sistema que en los últimos 30 años ha demostrado ser exitoso frente a las complejidades del país y ha garantizado el suministro ininterrumpido desde la reconfiguración del mercado a inicios de la década de los 90. En esa medida, llama la atención que en ocasiones se cuestione la utilidad que ha traído para el sistema el pago del cargo por confiabilidad, el cual desde 2006 reemplazó el cargo por capacidad, que remuneraba a los generadores la capacidad teórica que podía entregar en condiciones hidrológicas críticas.
Por su parte, el cargo por confiabilidad remunera a los generadores por la disponibilidad de sus activos de generación para garantizar el cumplimiento de las obligaciones de energía firme que hayan sido asignadas mediante los mecanismos permitidos por la regulación. Estos esquemas, con diferentes variaciones, son utilizados en otros mercados de energía en el mundo, en los cuales, dependiendo de las fuentes que conforman la matriz del sistema, se optará por algún mecanismo tarifario que remunere la certeza de generación de energía en un plazo determinado, frente a diferentes variables.
Es importante destacar que garantizar la confiabilidad del sistema en Colombia se convierte en un aspecto crucial en una matriz energética con participación mayoritariamente hidráulica, la cual, si bien ha incorporado fuentes alternativas en los últimos años, continuará siendo dependiente de los recursos hídricos por lo menos en el mediano plazo y, en esa medida, seguirá siendo afectado por las variaciones anormales en los ciclos de lluvias, cada vez más frecuentes.
Es por esto por lo que no debe perderse de vista la otra óptica que tiene el cargo por confiabilidad, consistente en su vocación para fomentar el desarrollo de nuevos proyectos que pueden apalancarse en este tipo de ingresos para garantizar su financiación y puesta en marcha. Como ejemplo de esto pueden tomarse los resultados de la subasta de asignación de obligaciones de energía en firme del primer semestre del año, en la cual se adjudicaron 33 proyectos de generación nuevos, de los cuales 30 corresponden a proyectos de generación solares.
En conclusión, frente al complejo panorama y la necesidad de toma de decisiones a futuro que afronta el sistema eléctrico, es importante que la política pública esté orientada a dar luces de confianza al sistema para privilegiar la incorporación de nuevos proyectos de generación que promuevan la diversificación de la matriz energética apalancada en este caso por mecanismos como el cargo por confiabilidad.
Julián Lozano es asociado senior de la practica de Infraestructura y Derecho Público, de Garrigues, donde ejerce su actividad profesional principalmente en asesorías a entidades públicas y empresas privadas en contratación estatal, derecho ambiental y en estructuración de proyectos de infraestructura bajo esquemas de colaboración público-privada, en los sectores de transporte masivo, infraestructura vial y aeroportuaria, salud entre otros. Así mismo, participa en la revisión de los aspectos regulatorios asociados a proyectos generación y transmisión de energía.