En últimas, mientras más se quiera tener un precio que se aproxime al valor real de la empresa, más compleja será la estructuración de las cláusulas de ajuste de precio y mayor será la incertidumbre que deban enfrentar el vendedor y el comprador al momento de la asignación de riesgos.
Por muy sofisticadas que parezcan las operaciones de fusiones y adquisiciones (F&A), al final del día estamos hablando de un contrato de compraventa en el que los elementos esenciales son: la cosa y el precio.
En las operaciones de F&A resulta claro que el objeto del contrato es la empresa en marcha y, teniendo en cuenta sus variables dinámicas, determinar su precio parece más un arte que una ciencia.
A lo anterior, debe agregársele que, en muchas ocasiones, el valor de una empresa depende más de sus flujos futuros que de su valor presente. Por eso resulta indispensable para las partes tratar de anticiparse para saber cómo ese futuro imprevisible puede afectar el precio de la operación.
En ese sentido, el Earnout es aquella suma contingente que podría ser eventualmente pagada por el comprador si con posterioridad al cierre de la operación se cumplen ciertas circunstancias futuras (y positivas) en función del desempeño de la compañía.
¿En qué circunstancias se presentan? Típicamente cuando hay incertidumbre sobre el valor de la compañía, o cuando el ingreso futuro depende de fluctuaciones exógenas de mercado (como las compañías petroleras o las productoras de commodities). También es usual en empresas de desarrollo temprano que puedan ser rentables en un futuro, como las startups.
Ahora bien, en la medida que se va sofisticando un contrato, es inevitable que surjan ventajas y desventajas. Aquí algunas de ellas:
Ventajas:
- Facilita la concreción del negocio cuando hay gran desacuerdo entre el vendedor y el comprador sobre el valor de la compañía, pues facilita la fijación de un precio que logre conciliar los intereses de las partes.
- Si la compañía es rentable, la misma generación de caja podría pagar esos earnouts.
- Si el vendedor mantiene el control de la compañía, tendrá un estímulo motivador para desempeñarse de la mejor forma posible.
Desventajas:
- Vuelve más complejo el cierre de la operación pues las condiciones, circunstancias y elementos que pueden disparar el earn-out hacen más compleja la negociación.
- Retrasa más una eventual integración que quiera hacer el comprador mientras se define el precio final en función del desempeño de la compañía.
- Por último, no deja de ser fuente de potenciales disputas alrededor del cumplimiento de las condiciones futuras cuando la gestión de la compañía queda en manos del comprador, quien podrá (i) tener un incentivo perverso para que no se cumplan los resultados y; (ii) limitar al vendedor de los elementos y acervo probatorio en caso de un litigio.
Con todo, el earnout es una herramienta muy útil que permite aproximarse al valor real de la compañía, no obstante, es de difícil negociación por la gran cantidad de variables futuras que puedan surgir, algunas, incluso, por fuera del control de las partes.
En últimas, mientras más se quiera tener un precio que se aproxime al valor real de la empresa, más compleja será la estructuración de las cláusulas de ajuste de precio y mayor será la incertidumbre que deban enfrentar el vendedor y el comprador al momento de la asignación de riesgos.
Juan Felipe Gallego Vásquez_es Abogado de la Universidad Libre, Especialista en Derecho Societario de la Universidad EAFIT, actualmente es miembro del equipo de abogados de Mazars en Colombia.