¿La situación mejoró frente al 2021? Sí, pero seguimos lejos de los números pre-pandemia.
Aunque parece que la pandemia del COVID-19 ha ido quedando atrás con el paso del tiempo, sus efectos todavía repercuten en el comercio global. Hace dos años los países se vieron obligados a tomar medidas para controlar la propagación del virus. Sin duda una de la más significativa fue la de limitar al máximo el traslado internacional de personas y mercancías. El 90% del comercio mundial se realiza a través del transporte marítimo, donde China, además de ser un desafortunado protagonista de la pandemia, posee siete de los diez puertos marítimos más importantes del mundo. El gigante asiático cerró sus fronteras, y con ello, surgió la crisis de los contenedores.
Contrario a lo que se suele pensar, la crisis de los contenedores no era simplemente la inexistencia de estos para transportar la mercancía. El problema más importante radicaba en que los contenedores no estaban en los lugares en los que debían estar. Una vez salían de China, no tenían cómo regresar a su puerto de origen para reabastecerse o, en el peor de los casos, permanecían semanas enteras a bordo de buques a la espera de que la terminal de destino se descongestionara. Esto tuvo gran repercusión no solo en materia económica, sino también generando un sin fin de consecuencias legales. Incumplimiento de contratos, reclamos a aseguradoras, insolvencia de compañías, desabastecimiento de materias primas y los precios de los fletes por las nubes para cubrir costos, mientras las personas continuaban aprovechando la versatilidad del comercio electrónico, donde la mayoría de productos provenían China.
Por fortuna, en el 2022 la situación se ha ido normalizando poco a poco, lo que significa un respiro para los exportadores e importadores colombianos. Los precios de los fletes se han reducido significativamente, los puertos están menos saturados y la logística internacional ha ido respondiendo favorablemente a la demanda del mercado. Sin embargo, el 2023 tiene un grado de incertidumbre alto. La inflación está golpeando la economía mundial, los expertos vaticinan una recesión económica importante y, si seguimos la tendencia de los dos últimos años, la llegada del invierno a los países del hemisferio norte muy probablemente traiga consigo un rebrote de COVID-19.
¿La situación mejoró frente al 2021? Sí. No obstante, todavía estamos lejos de los números de los años anteriores a la pandemia. Incluso ya hay rutas marítimas que están experimentando incrementos en sus tarifas, como por ejemplo la ruta Nueva York – Rotterdam, una de las más relevantes de nuestro lado del mundo. Es por eso que los importadores y exportadores tienen que estar preparados para afrontar el escenario cambiante que se avecina, para así evitar padecer la nueva disparada de los precios en los eslabones en la cadena de suministro y el transporte marítimo internacional.
Mauricio José Gómez Rodríguez _ Abogado de la Pontificia Universidad Javeriana, cuenta con una Especialización en Derecho Aeronáutico y Espacial de la Universidad Pontificia Comillas (Madrid, España). LL.M. Derecho Marítimo y del Transporte de la Universidad Erasmus de Rotterdam (Rotterdam, Países Bajos).