“Si creemos en la democracia, empecemos por democratizar el conocimiento”.
La Corte Constitucional ha hecho dos cosas recientemente que me parecen un hito en los 30 años que lleva desde su creación:
La sentencia en la que se dirige al accionante que es menor de edad y la Constitución que creó para los niños. Considero que es un mensaje importante para nosotros los abogados: debemos acercarnos a las personas a través de un lenguaje práctico y directo, ¿Qué sentido tiene un instrumento tan importante, útil y valioso, pero tan difícil de entender para la población?. También percibo que adopta una postura de empatía y humildad que merece toda nuestra atención y respeto. Colegas, dejemos el ego de lado y rompamos el paradigma del lenguaje complejo y decorado en el mundo jurídico, de lo contrario, nos arriesgamos a que nuestras premisas reposen en un léxico que se limita a un reducido número de personas; si creemos en la democracia, empecemos por democratizar el conocimiento.
“El mundo real de los abogados y de la justicia” del sociólogo jurídico, German Silva García, plantea un importante interrogante, ¿El Derecho está escrito de forma compleja de manera intencional?. La respuesta, a toda luz muy esclarecedora, no por ello deja de advertir un fenómeno preocupante: sí, las normas están escritas de forma compleja por los abogados, para que las personas nos paguen para descifrarlo y hacerlo comprensible.
Dicha situación puede resultar apenas normal, pero no en todas las áreas. El Derecho comercial, el Derecho médico, el Derecho tributario o bursátil, pueden valerse de este modelo de escritura, teniendo en cuenta que se dirige a un escenario reducido y técnico. Sin embargo, el Derecho laboral (individual o colectivo), el Derecho Constitucional o los Decretos étnicos que empoderan las comunidades más invisibilizadas del país, no pueden darse el lujo de escribir de esa manera, pues desconocerían la naturaleza y el contexto socio económico de las personas a la cual se dirige. Sin embargo, el daño ya está hecho, pues estos instrumentos ya fueron creados de manera decorosa, generando brechas a través de un lenguaje vertical que desconoce el nivel de entendimiento de las comunidades. Ahora, tenemos la importante tarea de aterrizar ese conocimiento y celebro con fuerte entusiasmo que la Corte Constitucional haya empezado tan importante labor.
Por último, lenguaje inclusivo no es solamente escribir sin género en las oraciones, también implica acercar a las personas a ciertos fenómenos y que mejor ejemplo que el mencionado. Es un paso vanguardista, novedoso y que no puede depender solamente de las altas Cortes, sino de todos los abogados en nuestro quehacer jurídico.
Juan Manuel Hedmont_ Abogado de la Universidad Externado de Colombia, con experiencia en el sector público como judicante Ad honorem en la Corte Constitucional y asistente administrativo en el Consejo Seccional de la Judicatura del Valle del Cauca. Actualmente se desempeña como asistente jurídico ICLA para la ONG internacional, Consejo Noruego para refugiados. Su enfoque de conocimientos se desarrolla en derecho constitucional, derechos humanos y derecho administrativo.
Claro, preciso y conciso.
Que buen artículo! Espectacular