Juan Fernando Rico Caicedo
Javeriana
Actualmente cursan en el Congreso de la República diez proyectos de Ley que tienen como finalidad, incentivar la contratación laboral de personas que se encuentran en búsqueda de oportunidades laborales, y que, por diferentes razones, no han podido vincularse. Dentro de estos proyectos de Ley, también cursan algunos que les imponen nuevas cargas a los empleadores, tales como licencias y nuevas estabilidades.
Cuando se analizan estos proyectos de Ley encontramos que nuestros legisladores y el Gobierno Nacional, están empecinados en incentivar única y exclusivamente la generación de empleo a través de vinculaciones mediante contrato de trabajo que se encuentra reglado por el vetusto Código Sustantivo del Trabajo, olvidando que existen en la ley múltiples y diversas formas de contratación y adicionalmente, insisten en imponer nuevas cargas laborales al empleador como aquellas contenidas en el Proyecto de Ley 153 de 2021 que cursa en el Senado, mediante el cual se crea la Licencia Menstrual, o los proyectos No. 113 del Senado y el 149 de la Cámara de Representantes, que establecen una estabilidad laboral reforzada en el sector privado para el prepensionado – el proyecto en el Senado solamente aplica para las mujeres, en la Cámara a cualquier tipo de trabajador-.
Estos proyectos de Ley parece que no se acompasan con la realidad social colombiana, pues basta con revisar las estadísticas presentadas por el DANE, en las que se señala que el 34.9% de la población colombiana corresponde a jóvenes “NINIS” -ni estudia, ni trabaja-, quienes no desean vincularse a una empresa para cumplir una jornada de trabajo o estar sometidos a un poder subordinante que implique limitación a algunos derechos, situación que ocurriría si se rigen bajo el contrato de trabajo. En la misma línea pasa desapercibido el incremento del naciente movimiento socioeconómico y laboral de los nómadas digitales, quienes buscan mantener una liberación en rutinas, horarios de trabajo, lugares de trabajo, jerarquías y estructuras laborales tradicionales.
¿Y dónde queda la realidad económica? Colombia es un país que se encuentra sostenido económicamente por Mipymes, no somos un país de grandes empresas y enormes capitales que pueda soportar la alta carga prestacional que puede generar un sobrecosto de hasta el 52% sobre el salario de los trabajadores, solo basta con revisar el ranking de la revista de económica Fortune, donde solamente se incluyó una empresa colombiana de las 500 empresas con mayores ingresos en el mundo.
Así las cosas, es claro -aunque no lo parece para el Gobierno y Legisladores- que el contrato de trabajo está cayendo en desuso, así como la rigidez en la vinculación y especialmente en las cotizaciones al sistema de seguridad social, genera un claro rechazo al momento de pensar en una contratación laboral. Preguntémonos ¿Será necesario que todos los nuevos puestos de trabajo sean a través de contrato de trabajo o podemos empezar a evolucionar y legislar para otras formas de contratación más flexibles donde todos salimos ganando?