Vivimos un recordatorio de los desafíos que enfrenta la industria de la aviación pues ante la volatilidad de combustibles y a las preocupaciones ambientales, habrá…
La semana pasada, Colombia experimentó, una crisis de abastecimiento de combustible, la cual sacudió al sector aeronáutico, proporcionando un ejemplo de cómo los problemas de suministro de combustible pueden impactar drásticamente las rutas aéreas y la conectividad de un país, en un sector que es esencial.
Fueron muchas las alarmas que se prendieron frente a los comunicados recibidos por las aerolíneas con las alertas de desabastecimiento, generando una preocupación profunda en el sector, en donde surgieron distintas comunicaciones de muchos grupos de interés, orientando a los pasajeros y a las mismas aerolíneas sobre qué hacer.
Así al final de cuentas se confirmara de la disponibilidad y efectiva entrega de suficiente combustible para las operaciones planeadas, la situación nos debe llevar, entonces, a una toma de consciencia: el sector aeronáutico es una industria vulnerable a muchos factores y el suministro de combustible lleva a la necesidad de pensar en estrategias de contingencia más robustas.
En el corto plazo, por ejemplo, podría pensarse en asuntos que se deben cuestionar como los siguientes:
– Priorización de rutas: Es importante tener claridad sobre la pertinencia de las rutas y así poder equilibrar los intereses entre la prioridad de las más esenciales y la rentabilidad de las aerolíneas.
– Reabastecimiento en otros países: Algunas aerolíneas optaron por reabastecerse en países vecinos antes o después de operar desde o hacia Colombia. ¿Resulta conveniente para Colombia que así sea? Hasta tributariamente podría resultar desventajoso y poco atractivo para ser un hub aeronáutico.
– Consolidación de vuelos: Se podría pensar en la posibilidad de combinar vuelos para maximizar la eficiencia del combustible disponible.
Estos puntos y medidas, aunque temporales y solo para momentos de crisis, reflejan estrategias similares que las aerolíneas están adoptando a nivel global para lidiar con los crecientes costos y la volatilidad del suministro de combustible.
De todo lo vivido, podemos extraer como lecciones las siguientes:
– Existe vulnerabilidad en la cadena de suministro: Cualquiera que haya sido la razón para abrir la alerta es suficiente para entender que la cadena de suministro necesita reforzarse o reasegurarse para mejorar el abastecimiento.
– Hay que preguntarse hasta qué punto resulta conveniente una mayor flexibilidad operativa: Las aerolíneas que puedan adaptar rápidamente sus rutas y operaciones en tiempos de crisis de combustibles podrán navegar mejor la crisis, subrayando la importancia de la agilidad operativa.
– Se debe seguir trabajando para que Colombia sea un importante hub regional y, por ello, la distribución del combustible debe estar orientada a resolver las necesidades de las aerolíneas. No debe descartarse la posibilidad de pensar en beneficios tributarios.
– Aunque es lo más obvio, no sobra decirlo: ante la alta y creciente demanda de combustible para el sector, resultaría útil (y rentable) una mayor inversión en infraestructura de producción, almacenamiento y distribución de combustible.
Vivimos un recordatorio de los desafíos que enfrenta la industria de la aviación pues ante la volatilidad de combustibles y a las preocupaciones ambientales, habrá nuevos y mayores desafíos, y lo ocurrido en Colombia ofrece valiosas lecciones a considerar.